me vestí, caminé hasta la parada de autobús y me senté a fumarme un cigarrillo. cuando lo terminé de fumar, caminé de vuelta a mi casa, abrí la ventana y prendí otro cigarrillo. es mi día libre.
a veces, me acuesto sin querer sobre el espacio de la cama que solamente yo recuerdo bien por haber sido donde besé a mi último amor por última vez y todo huele a regaños de madre, mientras escucho un aguacero.
300 - Trescientos
Hace 11 años
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