quise interrumpirlo para referirlo a un agente de la aerolínea, pero este hombre tenía un montón de cosas que maldecir. se paró frente a mí y yo quería imaginar que no estaba hablando comigo cuando alzó su voz para cagarse en la isla de puerto rico, en el gobernador, en la autopista, en la persona que cerró el carril de la autopista, en la lluvia, en el pueblo de arecibo, en su esposa, en jet blue y en la chica a mi izquierda que esperaba poder atenderlo para renovarle el pasaje por haber perdido el vuelo.
cuando volvió a mirarme en silencio, entendí que era mi turno para hablar y le dije que yo solamente muevo las maletas.
alguien más vino y le ayudó. me reí, pensando en lo bonito que era saber que —de primera instancia— en este planeta que le resultaba tan detestable, me haya elegido a mí.
300 - Trescientos
Hace 11 años
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